La Tola: un barrio que se ha convertido en un sitio referente del box de la capital ecuatoriana. Concentra jóvenes de diferentes edades que se reúnen a practicar un boxeo que contiene más garra que implementos deportivos en un gimnasio donde día a día se forja la tradición de este céntrico barrio citadino. Todas estas promesas del deporte púgil tienen un ritual de entrenamiento que les hace soñar con llegar a las grandes ligas del box nacional.
“Nicol 16 años, soy de la ciudad de Machala, entreno ya cinco meses, una amiga fue quien me trajo y me gusto, me siento bien aquí, ser mujer entre varios hombres es bueno porque la competencia es más fuerte aquí somos iguales todos. Hace tiempo cuando iniciaba tuve que salirme por problema fuerte en mi casa pero con empeño pude retomar los entrenamientos, no tengo muchos amigos aquí pero el profesor Chango me enseña y me integra siempre, aquí siento como un hogar, espero llegar a competir a nivel nacional.”
Pese a no poseer un lugar con los implementos necesarios para el entrenamiento no se han visto impedidos para entregarse sus entrenamientos, donde amateurs y profesionales acuden de lunes a viernes. Con esmero han logrado construir sacos de golpe con llantas, pesas hormigón, han sacado el máximo provecho sus guantes y “cuchimbolos” hasta gastarlos en su totalidad. Pese a que la Tola se ha convertido en un barrio tradicional del boxeo capitalino el implemento deportivo refleja la atención que se les da a deportes que no son fútbol.
“Me llamo Karla Espinoza y empecé hace un año, un amigo me trajo a ver como entrenaban y desde el primer momento que vi me gusto y me quede, estar con bastantes hombre no me hace de menos, además son buenas personas y estoy cumpliendo un sueño, en ocasiones me ha tocado competir con hombres y eso es un reto para mí, me ha ido bien en las competencias ahora soy vice campeona nacional.”
El profe Chango siempre pendiente de sus luchadores entrena junto a ellos. Su amistad y su relación diaria con estos y estas chicas, ha hecho que cada conversación sea una clase de vida y aprendizaje de Box. Exhaustos terminan cada día de entrenamiento, con la satisfacción de haber cumplido un día más con un paso a su meta. Al finalizar todos ellos y ellas regresan a sus hogares. Y, el profesor: el último en abandonar el gimnasio da sus ultimo golpes de la tarde.