La comunidad de Santa Ana en Guanajuato México, rememora la pasión de Cristo con una representación única, donde la fe, la devoción, el entusiasmo, las penitencias y el arraigo a su religión toman sentido hasta volverse una bandera de vida.
Toda la población es participé de esta representación, pero quienes juegan un papel importante, son aquellos hombres y mujeres que se atavían para poder dar vida a tan singular montaje.
Muchos de estos hombres que fungen como cargadores, se les puede notar que sobre sus brazos llevan tatuajes que por sí solos quizá no tomen sentido, pero al ser parte de esto toman un sentido distinto y estrechan su relación respecto al acto que representan, ya que estos tatuajes son de calaveras, muertes, cruces, figuras que terminan reforzando el acto de representar la aprensión, crucifixión y la muerte de Cristo.
La participación es generacional, jóvenes, adultos y ancianos, Santa Ana se enmudece y observa la procesión que al menos un centenar de feligreses realiza.